domingo, 27 de janeiro de 2013

El Museo Naval construye una maqueta de la fragata Mercedes, expoliada pela Odissey


La «Mercedes» fue una nave con historia triste pero que aún busca su final feliz. La fragata que nació en los astilleros de La Habana en 1784 según los diseños (modernos para la época) de José Romero Landa y que sería botada en 1786 con el nombre de «Nuestra Señora de las Mercedes» va a volver a la vida, aunque sea a escala. Expertos del Museo Naval de Madrid han completado una meticulosa investigación sobre los secretos de su construcción, el único aspecto que aún quedaba por conocer de la nave que volvería a hacerse famosa enmayo de 2007 porque fue víctima del expolio a manos de la compañía americana Odyssey Marine Exploration.
Con ese conocimiento sobre su diseño, dos personas se han puesto manos a la obra: el doctor ingeniero naval Francisco Fernández González y el restaurador y conservador Miguel Godoy. Durante los próximos meses, ambos van a construir un modelo a escala que tendrá fines didácticos y en el que podrá contemplarse con todo detalle, cuando se exponga, la estructura de la nave y el modo en el que navegaba aquel fatídico 5 de octubre de 1804 en el que saltó en pedazos después de que un cañonazo inglés alcanzase la santabárbara, almacén de la pólvora, hundiéndose con 250 personas. La escala humana de la tragedia es difícilmente imaginable sin recordar que el general Diego de Alvear vio hundirse con la fragata a su mujer y sus hijos, además de toda su hacienda.

Madera original

La escala física de esta empresa que el Museo Naval ha puesto en pie con el fin de divulgar una vez más las grandes historias que nutren nuestro patrimonio subacuático se resume en una cifra: 1:23. Es la escala elegida. El restaurador Miguel Godoy explica que una de las grandes dificultades de la réplica es que no existía el sistema métrico decimal cuando fue construida. «Se utilizaban los pies de Burgos, y sus múltiplos y submúltiplos, los dedos, palmos, líneas... Así que con la escala elegida por el ingeniero hemos logrado que cada pulgada equivalga a un milímetro, facilitando mucho el trabajo». ¡Y qué trabajo! La mesa del taller muestra las «costillas» que formarán la estructura del barco: «Es como una sala de gálibos a escala». Godoy (se apellida como el príncipe de la paz que ordenó el viaje final de la «Mercedes») tiene ahora que tallar las piezas al milímetro, siguiendo los planos y la escala. «De algunas tendremos que hacer hasta 50 copias». Además son de roble mexicano, exactamente igual que la «Mercedes» original.
Francisco Fernández, el ingeniero que dirige los trabajos, explica que su intención es mostrar la estructura y la carga. «Sabemos casi todo, dónde iban las cubiertas, los sollados, las plataformas, el pan, el pañol de la pólvora que estalló, el del condestable artillero, las personas, el pasaje (incluidas las 19 mujeres que perecieron)... Y también la carga, las monedas en las arras, en la zona central, entre la judilla principal y el palo. Y el lastre, hecho de cañones en desuso, hierro y piedras».
Pronto tendrán piezas suficientes para poner la quilla e ir montando las cuadernas. Fernández comenta que se van a seguir fielmente todos los detalles. «Habrá un clavo donde había un clavo y será exacto al que había, redondo o cuadrado, remachado o no, de manera que esta investigación acabará con una experiencia real sobre los métodos de construcción lo más similar posible a los que se empleaban en el XVIII». La maqueta estará abierta a proa y popa con el fin de que se pueda ver desde fuera el interior y las cargas.


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